Eduardo Palomares Calderón
Armado de ese dominio técnico y la pasión con que guió al boxeo cubano a conquistar los mayores lauros de su historia, para Alcides Sagarra resulta imposible contemplar desde una esquina neutral, “los golpes que mantienen a ese deporte bajo conteo de protección”.
“Sí, son golpes a la cabeza y hasta bajos las incongruencias que con cuatro hombres en la final no nos permitieron ni un solo título olímpico en Beijing 2008, o ese segundo lugar del reciente Panamericano de Quito, donde de cinco finalistas sólo dos lograron el oro”, refiere al abordar críticamente el tema.
Avalan sus criterios, el prestigio y la autoridad ganados durante 34 fructíferos años al frente de la escuadra nacional, su condición de Doctor en Ciencias Pedagógicas y profesor Titular Adjunto del Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo
“No se trata de crisis alguna en un deporte con solidez en la base, donde las promesas brotan desde edades tempranas en cualquier barriada y tienen a su alcance un preparador altamente calificado, sino de problemas generados arriba que reclaman atención urgente.
“Vamos a partir —señala—, de lo que representa el boxeo para Cuba. De los 67 oros olímpicos del deporte revolucionario, 32 han sido aportados por los pugilistas, quienes en las principales lides deciden el lugar de nuestro país en el medallero. Llegamos a adueñarnos de todos los torneos convocados por la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA).
“Sin quitarle nada a nadie hay que preservar este deporte, darle lo que se ha ganado, tanto el apoyo colateral que faltó en Beijing, con la ausencia de los federativos, como el soporte material que por suerte no es de los más costosos y asegurar su participación en importantes eventos internacionales.
“Las condiciones de la finca se han perdido, hoy manda mucha gente en el boxeo y eso lejos de favorecer perjudica, porque le resta autoridad al jefe de los atletas, lo cual no sucedía antes”.
Según Sagarra, tal situación empañó la labor de compañeros que en la última década han dirigido al colectivo de entrenadores, influyó en cambios improvisados de atletas de una división para otra con su negativo efecto, y propició cosas inauditas en el boxeo cubano como la pérdida de peleas en el pesaje.
“Mucho se ha hablado acerca de la recuperación de la escuela cubana, y para ello deben rescatarse la unidad, la disciplina, los resultados docentes y deportivos, la vergüenza y el honor de los boxeadores que lloraban cuando perdían, que no comían.
“Este es un deporte viril, agresivo, pero noble. ¿Cuántas veces vimos a Stevenson noquear y luego ayudar al contrario a levantarse y echarle aire? Pero eso se logra predicando, además, con el ejemplo personal del preparador, alcanzando esa aspiración suprema que es el perfecto binomio atleta-entrenador”.
Para incentivar tales preceptos, el propio Sagarra impulsa un programa de superación aprobado por el Ministerio de Educación Superior, destinado a formar en cursos de dos años a ex-atletas licenciados en Cultura Física como especialistas en boxeo, “ya que quien recibió golpes por amor a este deporte, es el más capacitado para perfeccionarlo”.
Ciudad Habana y Pinar del Río graduaron sus primeros especialistas, y en esta visita a Santiago de Cuba, el profesor Alcides Sagarra presidió el tribunal que otorgó los títulos equivalentes a Master, a Rolando Recouso Tejeda, Roberto Moreta Díaz, Guillermo Torres Calzadilla y Noel Torres Calzadilla.
“Sufrí con los resultados de Beijing y Ecuador —interviene Sagarra—, ya que uno va a los eventos a ganarle al contrario y también a los árbitros si es necesario, pero hemos visto a boxeadores cansados, fuera de distancia, desconcentrados, confiados, y eso es pésimo en medio de un dudoso arbitraje”.
“Ahora volvieron los tres asaltos con tres minutos cada uno, lo cual implica más acción en el ring, exige priorizar otra vez el boxeo de fuerza sin descuidar la técnica y para ello debe elevarse la calidad de la preparación integral del atleta y buscar alternativas para el fogueo internacional en eventos de rigor.
“Para levantar la imagen de nuestro boxeo y ubicar nuevamente a Cuba entre los primeros países nuestros conocimientos y experiencia están a disposición de la Revolución, de las autoridades del INDER y del pueblo, que tanto desea y disfruta estos éxitos”.