Florencia.- Lejos de ser mejor, como algunos esperábamos, la jornada dominical resultó una odisea para la selección masculina cubana de voleibol. En su cuarta salida al mondoflex acabó barrida (25-23, 25-18 y 25-19) por su similar de Italia, que mientras se encaramaba en la cúspide del grupo B de la XXIV Liga Mundial, sumergía a los nuestros en el oscuro y frío sótano, todavía sin victoria ni punto alguno.
Los más de siete mil espectadores reunidos en el Fórum Nelson Mandela, de esta bella ciudad, disfrutaron al máximo el contundente triunfo de un elenco azurri cohesionado, experimentado, ambicioso y poseedor de un alto nivel técnico-táctico. Para mayor suerte mostraron a varias figuras líderes, capaces de empujar juntos hacia el éxito o de relevarse en ese rol si la situación lo ameritara.
Para vencer a un plantel con tales atributos hay que oponerle una alta cuota de eso mismo. En buen cubano: “responder con la misma moneda” para que la cancha diga entonces la última palabra. Desafortunadamente, nuestro actual equipo carece de las herramientas vitales para plantar bandera ante los mejores exponentes del mundo, como lo hacía hasta el verano pasado.
¿La razón? Seamos directos y escuetos: “la selección se desarmó nuevamente y al parecer no puede reinventarse más”. Wilfredo León, Yoandri Díaz y Henry Bell eran piezas claves del grupo, quizás las últimas a mano, eran parte sustancial de la magia que Orlando Samuels y su colectivo técnico supieron alimentar en el pasado cuatrienio.
Hoy el escenario es desolador. Y aunque queramos imprimir optimismo urgen las palabras más duras. Los armadores Lian Sem Estrada y Leandro Macías no están listos, en este momento, para guiar el ataque cubano. Pero si lo estuvieran sufrirían igual o más, pues nuestros atacantes de esquina –salvo Rolando Cepeda- tampoco están aptos para un voleibol de tan alto rigor.
En cuanto a Cepeda debe recordarse que no es un receptor natural, y que su obligado traslado a esa posición lo ha privado de hacer lo que mejor sabe: actuar como cruzado y rematar por zona dos.
El central David Fiel ha hecho un gran esfuerzo, pero le falta la “carretera” requerida para estas andanzas. Danger Quintana no se encuentra aún sobre la cancha y Dariel Albo dista de ser un opuesto. Isbel Mesa va dejando la mejor imagen del equipo, por sus aportes en ataque y bloqueo, por su madurez y entrega.
Tales críticas, hago la salvedad, son apenas la superficie del problema. Lo meridiano es la persistencia de la causa que lo origina y lo reproduce: la constante pérdida de brillantes voleibolistas y de otros con reales perspectivas de alcanzar ese calificativo.
El paso por Italia concluye en esta cautivadora urbe, la llamada cuna del Renacimiento. El propósito de enmendar el camino fue imposible aquí, quizás en Alemania suceda. Los deseos de ganar siguen vivos, pero algunas realidades van doliendo: se ha firmado el peor arranque desde el año 2002 (0-4) y la posibilidad de caer a la fase de repechaje en el venidero certamen liguero es real.
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