El voleibol femenino cubano sigue fuera del medallero en los campeonatos mundiales
Quizás no hay razón para pesares, ni lamentos, ni sorpresas. Quizás lo ocurrido estaba “cantado” y era “inevitable”, pues ni el más optimista de los pronósticos colocaba a Cuba en el podio del XVI Campeonato Mundial de Voleibol, que se juega en varias ciudades japonesas. Sin embargo, estaban los sueños y esa cuota de esperanza que siempre albergamos, de ahí que la imposibilidad de llegar a las semifinales —decretada desde la víspera— estremezca, moleste, duela.
En realidad, la gira previa al certamen por Canadá, Holanda e Italia prometió muy poco. Y la ronda inicial, en Matsumoto, confirmó luego la real dimensión del problema, pese a que dos éxitos (vs. KAZ y THA) y tres derrotas (CRO, ALE, EUA) alcanzaron para entrar agónicamente en la siguiente etapa. Arribar a la sede solo 48 horas antes del debut, constatar en medio de la lid lo disfuncional del sistema 5-1 para nuestro equipo, y tener que variarlo al 4-2, sumaron agravantes a una selección carente de maestría y de la experiencia competitiva requerida.
No obstante, el cierre con triunfos sobre kazajas y tailandesas, más notable resistencia ante las estadounidenses, motivó un renacer de las expectativas de cara a la candente segunda fase. Para entonces ya se había estabilizado una sexteta titular con las auxiliares Kenia Carcacés y Yoana Palacios, las pasadoras Yusidey Silié y Ana Yilian Cleger, la líbero Lisbet Arredondo y las centrales Rachel Sánchez y Rosanna Giel. También habían clarificado como líderes del elenco Carcacés y Palacios, ubicadas indistintamente entre las mejores jugadoras del certamen en puntos anotados, ataque y servicio.
Mas, el viaje hacia Nagoya pareció cancelar aquel despegue, pues el último sábado las nuestras rubricaron su peor demostración de la lid ante Holanda (1-3 sets: 12-25, 25-22, 12-25, 20-25), y el domingo no pudieron tampoco con las favoritas brasileñas (1-3: 25-23, 20-25, 13-25, 18-25), monarcas de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
Más allá de la calidad de los rivales, mucho influyeron en estas derrotas la merma en el rendimiento de Palacios y nuevas molestias de Rachel en uno de sus tobillos, ya que apenas aportaron 14 tantos per cápita, dejando a Carcacés (34 pts.) como única bujía de un elenco que se desplomó totalmente, según confirman las estadísticas: ataque (37,3%), bloqueo (1,87 por set), servicio (un tanto directo ps.), pase (3,8 ps.), recibo excelente (43%) y errores (11,75 ps.). Solo la defensa de campo (7,1 ps.) sostuvo un mejor semblante.
Así acabaron las opciones de entrar al cuarteto de lujo que disputará las medallas el próximo fin de semana en Tokio. Tal privilegio está reservado únicamente para los dos primeros equipos de los actuales grupos E y F. Las cubanas — dos triunfos, cinco fracasos y balance de 9-17 sets— buscarán vencer a checas e italianas entre martes y miércoles, para acceder a la lucha por los escaños del quinto al octavo. Fracasar en ese empeño significará quedar por debajo del séptimo lugar alcanzado hace cuatro años en Osaka.
Pérdidas de figuras, limitaciones en el entrenamiento, ausencia a eventos tan importantes como los Grand Prix 2009 y 2010, entre otras causas, salen a relucir ahora con sus consecuencias. Entonces prefiero recordar las palabras que el DT Juan Carlos Gala dijera a estas páginas a poco de asumir las riendas del elenco: “si hoy se nos hacen difíciles estas competencias es porque descendimos el nivel”. Buena pista, sin duda, para proseguir en el empeño de enmendar la suerte de nuestras Morenas del Caribe.
En realidad, la gira previa al certamen por Canadá, Holanda e Italia prometió muy poco. Y la ronda inicial, en Matsumoto, confirmó luego la real dimensión del problema, pese a que dos éxitos (vs. KAZ y THA) y tres derrotas (CRO, ALE, EUA) alcanzaron para entrar agónicamente en la siguiente etapa. Arribar a la sede solo 48 horas antes del debut, constatar en medio de la lid lo disfuncional del sistema 5-1 para nuestro equipo, y tener que variarlo al 4-2, sumaron agravantes a una selección carente de maestría y de la experiencia competitiva requerida.
No obstante, el cierre con triunfos sobre kazajas y tailandesas, más notable resistencia ante las estadounidenses, motivó un renacer de las expectativas de cara a la candente segunda fase. Para entonces ya se había estabilizado una sexteta titular con las auxiliares Kenia Carcacés y Yoana Palacios, las pasadoras Yusidey Silié y Ana Yilian Cleger, la líbero Lisbet Arredondo y las centrales Rachel Sánchez y Rosanna Giel. También habían clarificado como líderes del elenco Carcacés y Palacios, ubicadas indistintamente entre las mejores jugadoras del certamen en puntos anotados, ataque y servicio.
Mas, el viaje hacia Nagoya pareció cancelar aquel despegue, pues el último sábado las nuestras rubricaron su peor demostración de la lid ante Holanda (1-3 sets: 12-25, 25-22, 12-25, 20-25), y el domingo no pudieron tampoco con las favoritas brasileñas (1-3: 25-23, 20-25, 13-25, 18-25), monarcas de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
Más allá de la calidad de los rivales, mucho influyeron en estas derrotas la merma en el rendimiento de Palacios y nuevas molestias de Rachel en uno de sus tobillos, ya que apenas aportaron 14 tantos per cápita, dejando a Carcacés (34 pts.) como única bujía de un elenco que se desplomó totalmente, según confirman las estadísticas: ataque (37,3%), bloqueo (1,87 por set), servicio (un tanto directo ps.), pase (3,8 ps.), recibo excelente (43%) y errores (11,75 ps.). Solo la defensa de campo (7,1 ps.) sostuvo un mejor semblante.
Así acabaron las opciones de entrar al cuarteto de lujo que disputará las medallas el próximo fin de semana en Tokio. Tal privilegio está reservado únicamente para los dos primeros equipos de los actuales grupos E y F. Las cubanas — dos triunfos, cinco fracasos y balance de 9-17 sets— buscarán vencer a checas e italianas entre martes y miércoles, para acceder a la lucha por los escaños del quinto al octavo. Fracasar en ese empeño significará quedar por debajo del séptimo lugar alcanzado hace cuatro años en Osaka.
Pérdidas de figuras, limitaciones en el entrenamiento, ausencia a eventos tan importantes como los Grand Prix 2009 y 2010, entre otras causas, salen a relucir ahora con sus consecuencias. Entonces prefiero recordar las palabras que el DT Juan Carlos Gala dijera a estas páginas a poco de asumir las riendas del elenco: “si hoy se nos hacen difíciles estas competencias es porque descendimos el nivel”. Buena pista, sin duda, para proseguir en el empeño de enmendar la suerte de nuestras Morenas del Caribe.
Foto: Urgía que Carcacés y Palacios rindieran parejo. Autor: FIVB
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