lunes, 15 de febrero de 2010

Un "pechazo" camagueyano


En la legendaria ciudad de Camagüey, otrora villa de Puerto Príncipe, existe un sitio de exquisitas fusiones, donde el ajetreo citadino y la fuerza monumental de plazas, iglesias, edificios y calles, cede ante el paisaje natural y el ambiente social más sanos de la urbe.
Aunque su nombre oficial desde 1916 es Gonzalo de Quesada, para los agramontinos jamás ha dejado de ser el Casino Campestre, un espacio recreativo surgido en abril de 1860 y reconocido aún como el parque urbano más grande de Cuba.
Su ubicación a un costado del barrio La Caridad, entre el río Hatibonico y la Carretera Central, le convierte en punto articulador de la gran ciudad, que últimamente ha vuelto a ser el sitio preferido de la familia toda, pues el comercio, la gastronomía, el arte, la recreación y el deporte conviven armónicamente.
Los encantos del lugar se multiplicaron desde el pasado verano, debido a los éxitos conseguidos por el ambicioso Proyecto Casino Campestre, que bajo el principio de la integralidad “se ha hecho más grande que sus responsables”, según afirma Estela Guerrero García, una de las subdirectoras provinciales del INDER.
Para muchos, el Casino es también el parque más deportivo del país, pues en él entrenan patinadores y ciclistas, se realizan los populares “juegos callejeros” de voleibol, baloncesto y fútbol; las mesas para dominó, ajedrez y damas suelen estar repletas, y ello transpira tanta vida como las clases de educación física que reciben cientos de alumnos de las escuelas colindantes que no poseen instalaciones.
Los programas de ejercicios para adultos y personas de la tercera edad son una insignia del proyecto, e incluyen como novedad una sesión semanal en la piscina del cercano Centro Cultural Casino. El taichi va ganando seguidores, mientras en la bolera cercana se desarrollan la gimnasia básica y la especializada para pacientes con enfermedades no transmisibles (diabetes e hipertensión), y además se instaló recientemente un microgimnasio para jóvenes.
La bailoterapia, llamada también Sanabamba, y la gimnasia musical aerobia atrapan en plena calle a muchísimos adolescentes. Con el predominio de ritmos populares cubanos se intentan rescatar, si no sembrar, nuestras tradiciones bailables más autóctonas.
Para más razones, vale decir que la ciudad deportiva camagüeyana bordea a este remanso de altos valores botánicos, y está conformada por el estadio Cándido González, el Palacio de los Deportes Rafael Fortún, pistas de atletismo, campo de fútbol y el auditórium Iván Hidalgo Funes. Sin embargo, el nuevo restaurante Olimpo y su ranchón se abren un espacio de protagonismo, con una carta especial donde cada plato tiene un nombre deportivo. Por allí han pasado ya atletas y Glorias Deportivas que se integran cada vez más a los objetivos del proyecto.
El Zoológico, La Casa del Chocolate, el Té Literario, el parque de diversiones Arena y el Centro Cultural ofrecen también una amplia gama de atracciones, con destaque para el último que brinda servicios de bar, restaurante, piscina, discoteca, pista de baile y sala de video. Además, acoge exposiciones diversas, muestras de moda, espacios de rock y rap, presentaciones de populares orquestas y la peña dominical del grupo Rumbatá. Las Pasadillas es una opción para los sindicatos e instituciones, y consiste en la reservación de ofertas e instalaciones para actividades de diversa índole. Así, “los fines económicos del centro no niegan el apoyo a estudiantes y trabajadores”, asegura uno de sus directivos, Tomás Pérez García.
Sin embargo, el Proyecto Casino Campestre es mucho más amoroso y trascendente todavía, pues su Jardín de Sueños brinda el tratamiento de equinoterapia a decenas de niños con necesidades especiales, gracias al concurso de psicólogos y técnicos deportivos.
Tras horas de recorrido, y a sabiendas de lo mucho que falta por hacer, regocija apreciar cuánto pueden lograr juntas la voluntad de las autoridades y la entrega de los trabajadores, sobre todo si los recursos han sido mínimos. Y esto último lo aclara Estela en una sola frase: “Aquí no hubo millones de pesos, esto es un “pechazo” camagüeyano”.

Foto: Tomada del Periódico Adelante.

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